RUTA BUJARUELO - VALLE DE OTAL

ASCENSIÓN A PEÑA UBIÑA

TRAVESIA DE LA SIERRA DE BEJAR.

Esta ruta estaba gafada para nosotros. Lo habíamos intentado en varias ocasiones en invierno y por diferentes motivos, ventisca, niebla, hielo, no pudimos terminarla.
Este año era si o si. Viniendo en coche de la sierra de la Estrella, en Portugal, nos dio la impresión que la sierra de Béjar estaba sin nieve. Nada más lejos de la realidad ya que estaba a tope de nieve.
Sin embargo, el viernes santo decidimos levantarnos pronto e intentarlo. Yo decía que era la última oportunidad de hacerla en invierno, no quería más fracasos.
Llegamos a Béjar donde recogimos a Jorge, y subimos hasta el pueblo de Candelario, para mi el pueblo más bonito de Salamanca. Desde allí cogimos la carretera hasta las plataformas. Nuevamente estaba cerrada la carretera de la primera a la segunda plataforma, a pesar de haber llamado el día anterior a la guardia civil y habernos informado que no había ningún problema en la carretera.
Decidimos pasar de todas formas y llegar al Travieso, la segunda plataforma, sin ningún problema más que algo de nieve en la carretera en algún punto.
Ya desde la propia plataforma había nieve así que nos pertrechamos lo mejor que pudimos poniéndonos nuestros pantalones de plástico. Estamos a 1850 metros. Empezamos la subida sin hacer los zigzags habituales ya que la nieve cubría todo y había desaparecido el camino. Así que para arriba los más rectos que podíamos. Claro que la nieve cubría los piornos y algún punto cedía bajo nuestro peso y nos íbamos para abajo.
En la foto inferior con Ana, después de haber preguntado a la gente que volvía si había hielo en la parte superior que nos fuera a impedir alcanzar nuestro objetivo, ya que nos llevábamos crampones ni piolet.
Debido a la gran cantidad de nieve que había, que no nos permitía ver el camino nos orientamos por el antiguo telesilla que se montó en este sitio.
Una vez llegada a la arista de la cumbre, la ascensión se suaviza mucho y sólo nos queda una pequeña caminata hasta la cumbre del Calvitero de Salamanca.
Evidentemente los más jóvenes, Jorge y los dos Carlos, iban siempre a la zaga de la travesía, dado que nos separan más de 25 años de edad y se nota.
En algunos momentos había que parar para orientarse en este manto blanco que se habían convertido las cumbres de la sierra de Béjar y de todo el sistema central.
  la cumbre del Calvitero de Salamanca, lo que me embargó de emoción porque pensé que, por la enfermedad que tengo, nunca más iba a poder intentarlo.
Estamos a 2397 metros de altitud pero todavía no hemos coronado el techo de Salamanca.
Y los que me conocéis aunque soy Salmantino de nacimiento, soy Gallego de adopción y llevo mi patria muy cerca del corazón, como se puede observar en la fotografía inferior. A pesar del frío y del viento, no podía dejar de pasar la ocasión y hacerme la foto con la camiseta.
El objetivo del día ya estaba alcanzado pero una vez arriba, con todo el duro esfuerzo que nos había supuesto llegar hasta allí, decidimos subir a la cumbre de la Ceja.
Desde el Calvitero parece que está cerca, a un tiro de piedra, que sólo hay que bajar una pequeña loma para después subirla. Pero nada más lejos de la realidad ya que la travesía resulta dura, sobre todo por la gran cantidad de nieve que había arriba.
Durante el camino de ascensión pudimos ver las lagunas del Trampal, que en esta época del año apenas se distinguen del resto de la montaña ya que están heladas.
Seguimos la ascensión a la Ceja, cada uno a su ritmo por el cansancio acumulado durante la subida inicial.
Después de este duro esfuerzo, llegamos por fin a la cima de la Ceja, a 2425 metros, cima de la provincia de Salamanca. Un buen sitio para tomarse un respiro.
Desde allí arriba teníamos una vista magnífica de la Sierra de Gredos en la lejanía con el Pico del Moro Almanzor y la Galana como cumbres más altas.
Fotografía de rigor, teniendo cuidado ya que sobresalía de la montaña una pala de nieve peligrosa.
Bajamos de la Ceja con la intención de poder ver la laguna del Duque, a la que se suele acceder desde Solana de Bejar.
La laguna se puede observa al fondo detrás de mi hijo Carlos.
En este punto se planteó un nuevo reto para hacer más épica la travesía: llegar a la cima del Torreón o Calvitero de Cáceres. Evidentemente esto es una democracia y se realizó una votación que por poco ganó el continuar la ruta.
Nos surgieron ciertas dudas después de hablar con una pareja que venía de allí y que nos informó que había un paso complicado: una arista de nieve algo inestable con fuerte caída hacia los dos lados.
Tomamos la decisión de descender el paso para ascender a continuación, como se ve en la fotografía inferior, acercarnos a la arista de nieve y comprobar que fuera posible pasar.
La subida como se puede apreciar en la fotografía inferior fue bastante dura.
E hicimos bien porque el corredor de unos 100 metros era muy sencillo sin peligro ninguno. Se puede apreciar en la parte inferior de la fotografía, con el canal de las Agujas y Hoya Moros en la parte inferior.
Nos quedaba el último escollo del día: el paso del Diablo un destrepe por una chimenea, equipado con unas cadenas para hacerlo menos diabólico.
Además al haber tanta nieve, se habían formado una especie de escalones que hicieron más fácil el descenso.
Una vez en la parte inferior quedaba un corto tramo para llegar al Torreón o Calvitero de Cáceres.
Pero para mí fue el momento más delicado de la travesía, ya que era una pala extensa de nieve con una elevada inclinación lateral y una caída de varios cientos de metros.
Caída hacia el Valle del Tiétar que se veía en toda su extensión.
En la fotografía de abajo se puede ver la elevada inclinación lateral de la nieve.
A la cima del Torreón (2401 metros), cima que separa las provincias de Salamanca, Cáceres y Ávila, sólo llegamos cuatro ya que Ana prefirió dejarlo para otro día.
Una satisfacción llegar a todas estas cumbres con mi hijo, al que le inculcamos desde muy pequeño el amor por la montaña, y parece que esa enseñanza caló hondo en él.
Nuestros compañeros de fatigas, los bastones de senderismo que para mi fueron imprescindibles en esta ruta tan larga.
Después de avituallarnos con lo poco que llevábamos, ya que se me había olvidado la mayor parte de la comida en el coche, comenzamos el retorno.
Subir de nuevo el paso del diablo, que es más sencillo que bajarlo, ya que uno va de cara a la montaña.
Y la vuelta dura por el largo recorrido realizado, por el desnivel acumulado, porque hubo que subir nuevamente al Calvitero de Salamanca y porque salió el sol y ablandó mucho la nieve.
Pero cada uno cogió su ritmo y fuimos poco a poco hasta la plataforma donde nos esperaba el coche y la comida que había olvidado. Gracias a Ana, Carlos Frade, Carlos Pareja y Jorge por haberme acompañado en esta travesía que no olvidaré mientras viva.
Y si queréis descargar el enlace, lo tenéis en Wikiloc: TRAVESÍA SIERRA DE BEJAR.

















COVÂO D'AMETADE - LAGOA DOS CÂNTAROS (SIERRA DE LA ESTRELLA, MANTEIGAS) - PORTUGAL

O Covâo D'Ametade es uno de los lugares más simbólicos que existen la Sierra de la Estrella. Se encuentra situado al comienzo del Valle glaciar del Zèzere, donde el río toma cuerpo. La laguna que existió en este lugar desapareció por los sedimentos glaciares que fueron acumulándose.
La ruta la realizamos con Miguel Serra, estupenda persona y guía, dueño del Hostel SerraVale donde nos alojamos en Manteigas y estuvimos de maravilla. Grabamos la ruta en wikiloc donde podéis verla en el siguiente enlace: COVÂO D'AMETADE - LAGOA DOS CÁNTAROS

Madrugamos un poquito, no tanto como suele hacer Miguel para sacar esas preciosas fotos del sol naciente. Pero antes de las 8 de la mañana estábamos en ruta

El día prometía ya que aunque había nubes altas, lucía un sol espléndido.

Pero la montaña es lo que tiene, no te puedes fiar de ella, ya que el tiempo cambia en cuestión de minutos y ya veíamos como las nubes comenzaban a bajar de altitud y a cubrir las cumbres. No preocupaba todavía ya que no íbamos a ascender ninguna sino que nuestro objetivo era otro: la laguna de los cántaros.

El camino no es sencillo por la gran cantidad de piornos que hay, que junto con la humedad del día, hizo que estuviéramos calados de cintura para abajo a los pocos minutos. La orientación de Miguel extraordinaria ya que existían varias sendas y siempre acertó con la correcta. Por algo, ha ido muchas veces de noche para ver allí el amanecer.


Nuestros peores augurios se cumplieron y en poco rato nos vimos envueltos en una densa niebla que no permitía orientarse adecuadamente.

Ahora teníamos la suerte de seguir al líder que sabía por donde había que ir.

La mayor pena fue llegar a la laguna de los Cántaros y no ver nada. Nos tuvimos que acercar a la orilla para comprobar que allí había agua. Por supuesto un recuerdo a mi querida Galicia, patria de adopción.

En la foto de abajo los tres esforzados montañeros que se dieron una paliza para no ver nada. Pero volveremos en otra ocasión cuando las condiciones climatológicas estén mejor.




El camino de vuelta fue guiándonos por el gps que llevaba yo, ya que se había cerrado el día y era difícil orientarse. Por el camino vimos alguna pequeña laguna.





Además como comenté la altura de la vegetación hacía difícil incluso vernos entre nosotros, por lo que íbamos bastante juntos para no perdernos.







Y por fin la bajada final al Covâo d'Ametade, punto de inicio de nuestra ruta.
La siguiente imagen no es mía, sino que está bajada de internet. Si el propietario no desea que se publique aquí que se ponga en contacto conmigo para retirarla. Esta es la imagen de la laguna de los Cântaros que no pudimos ver. Habrá que volver en otoño.