DIA EN MALPICA

Este fin de semana de enero de 2017, ante la previsión de buen tiempo aunque frío, decidimos ir toda la familia a pasar el día en la Costa da Morte, en esta ocasión a Malpica. La última vez que había ido fue en el año 2012, en btt acompañando a los amigos de Ultreia. Fue la última gran aventura que hice con ellos, porque después comenzó la enfermedad y tuve que dejar la bicicleta.
El día estaba bonito, con sol y nubes y algo de fresquito. Ideal para dar un paseo por la costa.
Hicimos una pequeña ruta de senderismo, empezando en la pequeña playa de Seaia. Allí hay un aparcamiento para dejar los coches.

La playa está muy bien acondicionada, ya que en la parte posterior tiene una zona de picnic con mesas, fuente y duchas para los bañistas.

Además desde allí parte un camino recuperado que nos lleva por el borde del acantilado, sin peligro ninguno, a la ermita del Santo Hadrián.

 La capilla data del siglo XVI y hay múltiples leyendas en torno a este santo. Una de ellas relata que la comarca estaba asolada por una plaga de serpientes y que los pobladores llamaron a San Adrián para pedirle ayuda, ya que se encontraba de peregrinación por estas zonas. El Santo pisó a una de ellas y las demás desaparecieron tirándose al mar o convirtiéndose en piedra. Cuando baja la marea se puede apreciar en una roca las pisadas de San Hadrián y la marca de la serpiente muy cerca de la playa de Seaia.


En la ermita existe un pequeño mirador desde donde podemos observar la belleza de las islas Sisargas.

Pero para poderlas observar en todo su esplendor, decidimos subir el Monte de Beo o Pico do Castro. Lo hicimos a través de pequeños senderos que suben el monte entre la vegetación, casi todo de toxos. No llegamos hasta las antenas, ya que no merece la pena. Es mejor asomarse a un pequeño mirador natural sobre las Sisargas.
Entre el cabo de San Adrián y las Sisargas, se puede observar una corriente del mar peligrosa para la navegación, que formaba un tren de olas. Yo como siempre pensando en el kayak...

El regreso al punto de partida lo hicimos por la carretera que sube a las antenas y desde donde hay una bonita vista de la ermita.

la ruta aunque corta merece la pena. Si queréis verla, está en WIKILOC
Después de comer estupendamente en el café bar Cachón, unas zamburiñas, chipirones, tortilla y raxo, decidimos dar una pequeña vuelta por Malpica. Me sorprendió estos murales de arte callejero en el paseo de la playa.


En Punta Nariga, se encuentra el faro más moderno de toda la Costa da Morte. Data de 1998 y es del arquitecto César Portela. Tiene una altura de 50 metros y su luz alcanza las 20 millas marinas.

Lo expuesto del cabo, lleno de rocas que se han ido erosionando por efecto del agua y del viento a lo largo de los siglos, hace de este sitio un lugar mágico.


Y, al fondo, podemos ver la Punta Roncudo.



Merece la pena perder un rato paseando entre las rocas que bordean el acantilado, con mucho cuidado por supuesto.

El faro simula un barco de piedra que reta al mar. Además, retando a las furiosas olas y como mascarón de proa encontramos un atlante del escultor Manolo Coia, “O soño do emigrante” de 1994.


Y a continuación os dejo tres fotografías de rocas con formas curiosas, que semejan animales o rostros humanos. Cada uno que deje volar su imaginación.



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