RUTA BUJARUELO - VALLE DE OTAL

PREKEISTOLEN, EL PÚLPITO (NORUEGA)

ASCENSIÓN A PEÑA UBIÑA

SUDÁFRICA (CIUDAD DEL CABO Y CABO DE BUENA ESPERANZA)

La última etapa de nuestro viaje por África fue la visita a Ciudad del Cabo (Cape Town, Sudáfrica). En el vuelo de aproximación al aeropuerto se puede ver la montaña que se sitúa a espaldas de la ciudad, Table Mountain. Es considerada una de las nuevas ocho maravillas naturales del mundo y no es para menos.
Después de Johannesburgo es la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica. Fue fundada como estación de abastecimiento para los barcos de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, que viajaban a África Oriental, India y Asia, doscientos años antes que se habilitara el canal de Súez. El 6 de abril de 1652, llegó el navegante holandés Jan Van Riebeek estableciendo la primera colonia europea en el África subsahariana.
Nos alojamos en uno de los hoteles más lujosos de Ciudad del Cabo, el Taj (Taje Cape Town)
Se encuentra en el zona más comercial y lujosa de Ciudad del Cabo, y desde la habitación, teníamos unas vistas maravillosas de Table Mountain.
Además de la inmensidad de los rascacielos de la zona donde estábamos, también vimos algún edificio de la época colonial. En este caso se trata de la sede del Parlamento de Sudáfrica.
Cerca del Hotel visitamos un parque "The Company Garden", donde se encuentra la estatua de Cecil John Rhodes, empresario y político británico que llegó a ser primer ministro de la Colonia del Cabo. Además fundó Rodesia, país dividido en la actualidad entre Zambia y Zimbawe. Fue defensor del colonialismo británico y uno de los creadores del apartheid, ya que echaba de sus tierras a los negros para fomentar el desarrollo industrial. Fue además el creador de la Compañía de Beers que controla actualmente el 60% del mercado de diamantes del mundo.
Aparte de la gran cantidad de especies botánicas que hay en el parque, también pudimos disfrutar de la compañía cercana de estos anades.
Y para ver hasta que punto llegó el aparheid, está este banco que es un símbolo de la ciudad. Aquí sólo se podían sentar los blancos y en el otro los de raza negra.
El parque es muy grande, con espacios para la diversión, como este ajedrez tamaño humano. Detrás se puede ver la estatua de Cecil Rhodes.
La guía que nos acompañó este primer día se "entretuvo" demasiado en el parque, contando un poco la historia de la ciudad. Al anochecer bastante pronto no nos dio tiempo a ver mucho más. Callejeamos un poco por la ciudad, viendo los antiguos barrios residenciales que recuerdan a los del sur de Estados Unidos.
Y ya anocheciendo nos llevaron a ver el barrio de Bo-Kaap. Se trata de un barrio famoso por los colores chillones de las fachadas de las casas y por el empedrado de las calles, hecho a base de cantos rodados recogidos en la playa.
Pero el colorido de las calles de Bo-Kaap es mucho más moderno que todo eso. Siglos atrás las casas estaban pintadas de blanco. Fueron los propios vecinos, de mayoría musulmana, quienes iniciaron la tradición de pintar las casas para celebrar la festividad religiosa de Eid al-Fitr.
Resulta muy curioso comprobar como el que en su día fuera un “barrio de esclavos” hoy es uno de los distritos más caros de Ciudad del Cabo, un lugar de moda que ningún turista se pierde.
Y, ya entrada la noche, nos fuimos en taxi hasta el Waterfront, una zona de ocio de la ciudad. Tiene varios centros comerciales, una noria gigante y muchos restaurantes.
Desde la habitación del hotel, aparte de las vistas de la ciudad y de la Table Mountain, también se divisaba una montaña peculiar, Lion's Head, con 669 metros sobre el nivel del mar.
Al día siguiente, se levantó un día magnífico de sol y temperatura. Nos llevaron por la carretera de la costa hasta Hout Bay, en unos 30 minutos. Hout Bay tiene un animado puerto pequeño y es uno de los lugares más bonitos de Ciudad del Cabo.
Detrás del puerto se ve la Montaña Sentinel.
Desde Hout Bay cogimos un barco para ir a las islas Duiker, rodeando la punta Sentinel.
Las islas Duiker, que son unos pequeños promontorios rocosos que emergen del agua, no tendrían ningún interés turístico si no fuera por  donde podrás ver la gran colonia de lobos marinos sudafricanos que están tumbados en las rocas.
Cerrando el otro lado de la bahía se puede ver el Chapman's Peak.
Y para gozo de nuestra vista os dejo unas cuantas fotos de la gran colonia que vive en estas islas.
Y donde hay turistas, hay negocio. Aquí vemos a un personaje peculiar que tiene un lobo marino a su cargo y se dedica a que los turistas le den de comer, mientras los acompañantes sacan fotografías.
Además existe un mercadillo con más de 100 puestos, donde se vende todo tipo de artesanía local y de pescados y mariscos.
Además la bahía cuenta con una playa de arena fina y blanca, que sólo pudimos disfrutar desde el autobús, ya que el horario estaba muy apretado.
Tuvimos la suerte de ver otra maravillosa playa, Noordhoek Beach. Muchos de los nombres nos recuerdas que fueron los holandeses los primeros que se establecieron en este lugar.
El origen del nombre del Cabo de la Buena Esperanza viene del primer europeo que consiguió llegar al cabo, Bartolomeo Dias en el siglo XV. El navegante bautizó este cabo como el Cabo de las Tormentas. Sin embargo, el rey de Portugal Juan II lo renombró para dar ánimos a los marineros portugueses para abrir la ruta entre Portugal y la India , así que le cambió el nombre a cabo de la Buena Esperanza. El cabo de la Buena Esperanza lo terminó de cruzar el navegante Vasco de Gama y colocó una cruz que actualmente se encuentra aun allí una réplica.
Allí hay actualmente dos faros. A el más antiguo se puede subir a pie o bien en este pequeño tren.
Los babuinos que campan a sus anchas por allí, no son nada tontos. Han aprendido a coger cosas a los turistas. En este caso, era un babuino atleta ya que se encaprichó de esta botella de powerade. Por supuesto su inteligencia es limitada y no bebe directamente de la botella, sino que la golpea con lo que el líquido se derrama sobre la piedra y no tiene más que chuparlo
Desde la subida se puede ver el color azul turquesa del agua y una playa de arena blanca, the platboom beach.
El punto más al sur de África no es el cabo de la Buena Esperanza ni el Cape Point sino el cabo Agulhas que se encuentra a unos 300 km al este, muy cerca de Hermanus y Gansbaai. 
Como curiosidad hay la leyenda de un barco fantasma, el Flying Dutchman (el Holandés Errante), que ha sido visto durante muchos años navegando en el horizonte del mar. Dice la leyenda que el Flying Dutchman, capitaneado por Hendrik van der Decken, nunca llegó a puerto y fue condenado a navegar para siempre más. El origen de la leyenda náutica procede del siglo XVII, aunque hay versiones más modernas del siglo XVIII que añaden que el barco llevaba preciosos tesoros en su interior.
Desde la parte superior del faro, se divisa un camino que nos lleva hasta el segundo faro, situado más cerca del agua. Además al ser un lugar de referencia en el mundo, no podría faltar la típica señal con las distancias a las capitales más importantes.
Desde arriba, tenemos una vista panorámica de la False Bay o bahía falsa, denominada así porque cuando se navegaba sin gps ni otros medios de referencia, muchos barcos pensaban que habían llegado ya a Ciudad del Cabo.
Este primer faro del Cabo de la Buena esperanza estuvo en funcionamiento entre 1860 y 1919, y se encuentra a 249 metros, pero fue acompañado por un segundo a un nivel más bajo ya que, como muestran las imágenes, era frecuente permaneciera oculto entre las brumas y las nubes vajas de la Península
Para poder ver este segundo faro, tuve que recorrer bajo un sol abrasador un camino abierto en la ladera de la montaña. Pero la vista merece la pena.
El premio fue comer después en el Two Oceans Restaurant, ya que tiene vistas a los dos océanos (RESTAURANTE TWO OCEANS)
Después de la comida, el autobús nos llevó hasta este sitio tan peculiar como incomprensible. Han puesto un cartel del cabo de Buena Esperanza, donde la gente hace "cola" para sacarse una fotografía.
Y como están pendientes del cartel, se pierden la maravillosa vista del océano.
Desde el Cabo, nos dirigimos después a Simon´s Town, donde se encuentra Boulders Beach.
Es una playa protegida formada por entradas entre rocas de granito, de las cuales se deriva su nombre en inglés.
Se trata de una parada turística popular debido a una colonia de pingüinos africanos que se establecieron allí en 1982. La playa de Boulders forma parte del Parque Nacional Table Mountain.
Desde que se establecieron aquí, su número fue aumentando debido a la llegada de pingüinos de las islas cercanas. En el año 2005 su número ascendió a 3900 aves. En el año 2011 había descendido a 2100 ejemplares.
Cuando la visitamos nosotros estaba en plena época de cría y pudimos ver como los polluelos están protegidos continuamente por su progenitor.
Para proteger la zona han creado unas pasarelas de madera, lo que impide bajar a la playa y de esta forma no se les molesta. Además están acostumbrados a la presencia humana.
Y llegó el último día de nuestro viaje por África. Cuando nos despertamos por la mañana, había comenzado a entrar nubes desde el mar y estaba cubriendo parte de Table Mountain. La idea de ese día era subir con el teleférico para ver las vistas de la ciudad.
Pero no siempre lo que uno desea se puede cumplir. Ese día se estaba nublando y hacía mucho viento, por lo que decidieron cerrar el teleférico. Así que nos quedamos con un palmo de narices sin poder ver the Table Mountain.
De todas aprovechamos para ver las vistas de Ciudad del Cabo y ver también the Lion's Head.
Ya en la bajada se cubrió completamente the Table Mountain. Habrá que volver a Ciudad del Cabo ya que nos ha quedado esa asignatura pendiente.
La subida en teleférico fue sustituida por una visita a un mercadillo de artesanía. Claro la diferencia fue abismal.
Pero aprovechamos a darnos una vuelta por las calles circundantes y visitar alguna tienda.
Incluso nos pareció ver en un balcón a un Elvis negro. No se si fue verdad o sólo ficción.
Fuimos a comer en un restaurante en Waterfront, pero antes nos dejaron tiempo libre para darnos una vuelta por la zona. Es curioso como aquí también hay un marco para sacarse una fotografía con la montaña de la tabla (Table Mountain) detrás. Claro que el día no acompañaba. Se había nublado del todo y amenazaba lluvia.
Volvimos a ver la torre del reloj, que tiene forma de faro y para mi es la zona más bonita de esta zona de restauración.
Nos hicimos alguna foto en la plaza de los Nobel, donde se encuentran cuatro estatuas, todas de premios nobel: Nkosi Albert Luthuli, arzobispo emérito Desmond Tutu, el presidente F. W. de Klerk y Nelson Mandela
Y, presidiendo toda la zona, se encuentra the Cape Wheel (NORIA)
Al ser un sitio de esparcimiento de la ciudad, nos encontramos como habían venido a visitarlo todos los chavales de un colegio.
Además había espectáculos de músicos callejeros.
El tiempo se acababa y también nuestra aventura africana. Nos hicimos esta foto con César y Toñi, nuestros amigos durante el viaje. Éste no habría sido igual sin ellos, porque lo pasamos estupendamente juntos.
Y llegó la hora de las despedidas en el aeropuerto. Primero de la guía de Ciudad del Cabo, una mujer muy agradable y simpática, en el aeropuerto de allí.
Y, después en Heethrow (Londrés) de nuestra querida Elisabeth Carandell, Eli para siempre. Fue nuestra guía de España, un encanto y una maravillosa compañía. Espero que coincidamos en más viajes.

VICTORIA FALLS (CATARATAS VICTORIA, ZAMBIA)

Las cataratas Victoria, situadas en la frontera de Zambia y Zimbabue, constituyen un salto de agua del río Zambeze. Fue nuestro segundo destino en África y por lo tanto es el relato de nuestra experiencia allí. Estuvimos alojados en el Hotel Royal Livingstone, un lujo de hotel colonial muy cerquita de la catarata (flecha verde).
Las cataratas tienen una anchura aproximada de 1,7 km y 108 m de alto. Se consideran un espectáculo extraordinario debido al estrecho y raro abismo en que el agua cae.
Son conocidas localmente como Mosi-oa-Tunya, el humo que truena. En la fotografía inferior se ve el humo que levanta el agua que cae de la catarata y vuelve a subir.
Al Hotel Royal Livingstone llegamos de la mejor manera posible, por el río Zambeze en barco. Son barcos con motores con bastante potencia ya que hay muchos rápidos y remolinos en el río.
La fotografía inferior muestra la cercanía de la terraza del Hotel con las cataratas. Se puede ver la nube de agua que se genera por la caída del agua en la garganta tan estrecha y profunda.
El Hotel Royal Livingstone hace honor al misionero y explorador escocés, David Livingstone que visitó la catarata en el año 1855 y le dio el nombre en honor a la reina Victoria.
Dentro del complejo que ocupa el Hotel hay unos curiosos habitantes que campan a sus anchas. Pero son preciosos o no?
Ver a una jirafa por los jardines del hotel, un animal que mide entre 5 y 6 metros de altura, que tiene unas patas de más de 2 metros de alta y que camina con elegancia, es otro de los atractivos que tiene este hotel.
Es un hotel de estilo colonial, que evoca la época en el que el Dr. Livingstone llegó a las cataratas Victoria.
Y éstas son. Sobran las palabras.
Como dije antes, las cataratas tienen una anchura de 1700 metros. Nosotros visitamos la parte de Zambia. Allí está regulada la visita y, una vez que uno entra tiene diferentes miradores para contemplar esta maravilla de la naturaleza.
Es tal el volumen de agua que lleva en mayo, cuando estuvimos nosotros, que no se puede ver la catarata en toda su extensión. De vez en cuando la nube de agua que se levanta se abre un poco y permite ver más.
Por detrás de la catarata y cruzando el cañón del río Zambeze se encuentra un puente que cruza a Zimbawe. Fue terminado en 1905.
El consejo es que vayáis bien parapetados para el agua, con chubasqueros que dan en el hotel y con los paraguas. Si podéis llevar chanclas de playa mejor, aunque cuidado con los resbalones. De todas formas, es inevitable acabar calado en esta época del año.
La diferencia entre la gente local y los turistas, es que nosotros vamos protegidos contra el agua, mientras que ellos la reciben con alegría, como una bendición. Suelen ir descalzos (que es lo que hice yo el segundo día) y chapoteando en el agua.
Otra de las maravillas que se pueden contemplar, son los arcos iris que se forman por las nubes de agua que suben hacia el cielo, pudiendo alcanzar una altura entre 400 y 800 metros, dependiendo de la estación del año.
La temporada de lluvias se extiende de febrero a mayo. Al final de la época de lluvias, cuando fuimos nosotros, el caudal es máximo y es imposible ver la base de las cataratas y gran parte de la cortina de agua que genera.
La fotografía inferior está tomada desde un camino que hay por detrás de la catarata y que termina en el puente que cruza a Zimbawe. Desde aquí, desdibujado por la nube de agua que lo envuelve, se ve el Devil Bridge (puente del diablo) que cruza una pequeña garganta. Es el paso más espectacular ya que la cortina de agua sobre uno es continua y el rebufo de la catarata crea un viento tremendo. Sales empapado de este cruce.
Y no sólo un arco iris, sino que en algunos momentos se llegan a ver dos superpuestos. Una maravilla.
Esta es la parte seca de la visita, la visión del río Zambeze precipitándose al vacío.
Aquí la fuerza del agua es brutal, no hay que intentar ninguna barbaridad porque se pagaría muy caro. Para el que quiera entrar a la piscina del diablo, tendrá que ir en la temporada seca, ya que en noviembre el río tiene una décima del caudal de mayo.
Con mi compañera de fatigas y de viajes últimamente. Una foto inolvidable para el recuerdo.
El "premio" de cruzar el Devil Bridge es ver estos arcos iris que se forman en la garganta del Zambeze. Existe una senda con unos 700 escalones que baja hasta la garganta. No pudimos hacer esa ruta por falta de tiempo. Para otra vez.
Y este es el puente que cruza a Zimbawe, donde hay por supuesto que pasar las fronteras. La lentitud es tal que hay cientos de camiones en los dos lados de la frontera esperando cruzarla
Pero uno no se puede ir de las Cataratas Victoria sin realizar un vuelo en helicóptero. No estaba previsto en el planning inicial y fue la gran sorpresa del viaje.
Desde el cielo si que se ve la inmensidad del río Zambeze en este punto y la enorme nube que se levanta.
En las fotografías inferiores, la parte superior correspondería a Zambia, que fue la parte que visitamos, y la parte inferior a Zimbawe.
Se puede observar también el puente metálico construido hace más de 100 años para unir los dos países. Es ridículo comparado con la enormidad de la cascada.
Ésta es la mejor visión de la catarata, de frente. Se puede ver en la fotografía la enorme fila de camiones que están esperando cruzar la frontera.
El viaje en helicóptero duró 15 minutos. Fuimos un grupo de 4 personas, los tres que vemos y otra persona que iba al lado del piloto. Por supuesto, el piloto tiene mucha experiencia ya que están volando continuamente. Nos enseñó desde todos los ángulos posibles la catarata y después nos llevó río Zambeze arriba para ver una isla donde había manadas de elefantes y de hipopótamos.
La empresa que gestiona los helicópteros tiene la base aquí. Está algo más alejado de la catarata que el hotel, pero tiene una zona de relax muy buena para descansar. Yo, por mirar continuamente por la cámara de fotos y de video, me mareé y tuve que estar un rato en reposo. Aproveché para unir dos imágenes muy africanas, unos baobabs de artesanía y el humo que truena al fondo.
Y no podría despedir mejor esta entrada que con las imágenes del atardecer sobre el río Zambeze.