RUTA BUJARUELO - VALLE DE OTAL

PREKEISTOLEN, EL PÚLPITO (NORUEGA)

ASCENSIÓN A PEÑA UBIÑA

LA HABANA MODERNA (CUBA)

Una vez vista la Habana vieja, al día siguiente nos llevaron a ver la Habana Moderno. Y donde empezar mejor que en la Plaza de la Revolución.
Es una de las plazas públicas más grandes del mundo, con 72 mil metros cuadrados. Y ha sido escenario de alguno de los acontecimientos más importantes de la revolución cubana. Fue diseñada por Jean Claude Forestier en los años 20 del siglo pasado, llamándose Plaza Cívica.
A partir de 1959 se empezó a denominar Plaza de la Revolución, donde se han clausurado varios congresos del partido y celebraciones de acontecimientos como el asalto al cuartel de Moncada y el triunfo de la Revolución.
En el centro de la plaza se encuentra el memorial a José Martí y por detrás las dependencias del Comité central del partido comunista de Cuba.
Enfrente nos encontramos un mural del Che Guevara, copia de una fotografía de Alberto Korda de 1960. Por debajo se puede leer "hasta la victoria siempre".
Y en el otro lado de la plaza hay otro mural del heroico guerrillero Camilo Cienfuegos, con un lema en la parte inferior "vas bien Fidel".
Por supuesto a la plaza llega una gran cantidad de turistas por lo que podremos ver muchos coches americanos de época, perfectamente restaurados y conservados.
También encontraremos como decía mi amigo Bárbaro, nuestro guía, "coches ecológicos" de uno o dos caballos.
Después de la plaza de la revolución, de pasar por la fábrica nacional de puros habanos, donde no se puede filmar ni sacar fotos, nos acercamos hasta el Capitolio, una de las edificaciones más emblemáticas de La Habana.
Es similar al Capitolio de Washington D.C. pero un metro más alto, un metro más ancho y un metro más largo. Las obras las inició el dictador cubano Gerardo Machado, en 1926, con el apoyo de los Estados Unidos. Se tardó 3 años, 3 meses y 20 días en finalizarlo, trabajando en la obra 5000 personas.
Por debajo de la cúpula, de 62 metros, hay un diamante de 25 kilates. Desde aquí se calcula la distancia de La Habana a otras ciudades del país.
Delante del Capitolio tenemos el parque central y, en su centro, la estatua de Jose Martí, héroe nacional y revolucionario.
Además es un lugar de reunión de los aficionados del beisbol, deporte nacional, donde discuten las tácticas y estadísticas de sus equipos favoritos.
Cerca de allí nos acercamos a uno de los bares más famosos del mundo: el Floridita. Un bar con historia, ya que surgió en el año 1817 con el nombre de Piña del Mar, después se llamó la Floridita y, finalmente, el Floridita.
Por el bar han desfilado varias generaciones de cubanos y todos los extranjeros que visitan La Habana. Pero fue el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway que le dio fama.
Él pasaba muchas horas sentado en la barra, en el lugar donde le han hecho una estatua, escuchando a los asiduos del lugar y tomando su bebida favorita, el Daiquiri, o el Papa's trago que el hizo a su gusto.
Existe una gran colección de Ernest Hemingway con personajes ilustres en este lugar, como el que aparece en la fotografía, el "grancalili".
Por delante de El Floridita, encontramos una bonita plaza y otro de los medios de trasporte de turistas de La Habana.
El Hotel Nacional de Cuba fue construido en 1930 con una mezcla de estilos ecléctico, art decó, neoclásico y neocolonial. Es el primer hotel del mundo que recibió de la ONU la distinción de Memoria del Mundo.
Destaca en su historia, que en el año 1933, tras el golpe de estado de Fulgencio Batista, 300 oficiales del ejército fueron a refugiarse en él, donde se alojaba el embajador de USA, Sumner Wells, para obtener su favor. Tuvieron la mala suerte que el embajador ya se había marchado.
Otro hecho histórico es la reunión de Lucky Luciano y Meyer Lansky en 1946, dos de los mafiosos más importantes de Norteamérica. Se rumorea que en esa reunión cantó para ellos, nada menos que Frank Sinatra.
Dentro del Hotel destaca el salón de la fama, donde hay fotografías de muchas de las personalidades que han pasado por él.
Y cual fue nuestra sorpresa, cuando a la salida del Hotel, nos estaban esperando unos descapotables de época para trasladarnos por las calles de La Habana hasta el sitio donde íbamos a comer.
Los coches están totalmente tuneados, ya que mantienen la carrocería, pero han cambiado todo su interior, el motor, los frenos...
Fuimos en procesión simpática hasta el club Havana, que fue construído en 1928 para el esparcimiento de los norteamericanos ricos y de la noble aristocracia cubana.
Se llamó el Havama Biltmore Yacht & Country Club, que llegó a ser uno de los más lujosos de La Habana, con campo de golf, centro hípico, club naútico y playa privada
El fin de año de 1958 se celebró la última gran fiesta, con langosta, champán y una gran orquesta que tocó en la playa hasta el amanecer. Algunos de los asistentes se dirigieron directamente al aeropuerto, siguiendo el ejemplo de Fulgencio Batista, y otros se fueron en sus yates privados, ya que Fidel Castro se acercaba a la Habana
Posteriormente, al igual que otros club privados de la Habana, fueron nacionalizados y se trasformó en un instituto deportivo para atletas del pueblo.
Actualmente se ha rebautizado como Club Habana y es un lugar frecuentado por empresarios y diplomáticos extranjeros que viven en la Habana. Se encuentra en la zona de Miramar, una de las más exclusivas y caras de la ciudad.
Hay una anécdota curiosa del lugar: en 1953 se le negó la entrada a Fulgencio Batista, presidente de Cuba, con el pretexto de que era mulato. Meses después volvió el presidente y, cuando le iban a negar nuevamente la entrada, anunció que era el socio mayoritario del lugar y por lo tanto tenía derecho a entrar. Había comprado la mayoría de las acciones del Club.
Otro de los sitios de obligada visita es el malecón habanero diseñado por Francisco de Albear, siendo el gobierno de los Estados Unidos, que con el afán de traer salubridad e higiene a la isla, terminaron el primer tramo entre 1901 y 1902.
El malecón conecta la Habana Vieja y Colonial con el Vedado, con una distancia de unos 8 kilómetros. Es lugar de reunión de poetas, filósofos, amantes, trovadores, pescadores y de la población cubana en general, que se reúnen al atardecer, donde se puede ver uno de las mejores puesta de sol de la isla.
Y al lado del Malecón es donde se encontraba el Hotel Melía Cohíba donde estábamos instalados en La Habana.
Y no podemos finalizar esta visita, sin ir al famoso cabaré cubano, el Tropicana, fue creado en 1939. Es conocido como una paraíso bajo las estrellas, ya que está al aire libre, en una zona boscosa, aprovechando el frescor de los árboles. La función de unas dos horas de duración es un placer para los sentidos.
El próximo capítulo serán las vistas panorámicas de tomamos de la Habana.

LA HABANA VIEJA (CUBA)


La Habana es la capital de la República de Cuba y la ciudad más poblada del país, con más de 2 millones de habitantes. Fue fundada en 1514 por Diego Velázquez de Cuéllar con el nombre de Villa de San Cristóbal de La Habana. La Habana Vieja es la zona más antigua de la ciudad y estuvo rodeada por una muralla durante dos siglos. En 1982 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La Plaza de Armas es la más antigua de las plazas coloniales, trazada sobre 1520. Entonces se conocía como plaza de la Iglesia, ya que albergaba el Templo parroquial mayor que fue demolido hacia 1770. A partir del siglo XVI se la empezó a conocer como plaza de armas, ya que se empezaron a realizar allí ejercicios militares.
La actual plaza y la mayoría de los edificios que la rodean data de finales del siglo XVIII.

Destaca en la plaza la estatua de Carlos Manuel Céspedes, que inició el camino hacia la independencia de Cuba en 1868.
Además en la plaza podemos encontrar un mercadillo de libros de segunda mano, casi todos del Che Guevara y de la revolución.
Aparte de los monumentos coloniales que veremos en la Habana Vieja, es muy interesante callejear y perderse. En todos los sitios hay alguna cosa interesante que ver.
La calle Mercaderes ha sido totalmente restaurada por la Oficina del Historiador de la Habana Vieja y constituye una réplica casi exacta de la calle original del siglo XVIII. Se encuentra repleta de museos y además destaca el mural frente a la fachada del Palacio del Marques de Arcos, que fue sede del Liceo. En él están representados 67 personajes importantes de la época colonial. Fue realizado por Andrés Carrillo y terminado en el año 2000.
La Plaza de la Catedral es un ejemplo del estilo barroco ya que todos sus edificios son del siglo XVIII. Destaca la catedral de San Cristóbal de la Habana, cuya construcción comenzó en 1748 por orden del obispo Felipe José de Res Palacios. Destacan sus torres asimétricas y está dedicada a Nuestra Señora de Loreto.
En la plaza también encontramos el Palacio de los Marqueses de Aguas Claras. Su construcción finalizó en 1760 y destaca por la belleza de su patio andaluz. Antes de la revolución fue sede del Banco Industrial y actualmente alberga el restaurante el Patio.
Por delante del Palacio del Conde de Lombillo, situado a la derecha de la catedral, se encuentra la estatua de Antonio Gades, el bailarín español.
A la derecha de la plaza, podemos observar el Palacio del Conde de Lombillo, que fue construido en 1741. Tuvo varias funciones: oficina de correos, museo de pedagogía cubana y actualmente es la sede de la Oficina del Historiador de la Habana Vieja.

La Plaza de San Francisco de Asís se desarrolló mirando al puerto de la Habana. En las primeras décadas del siglo XV se instaló en la plaza un mercado y en 1608 se construyó la iglesia. Posteriormente el mercado se trasladó a la plaza vieja, por la queja de los monjes por el ruido.

La iglesia fue reconstruída en estilo barroco en el siglo XVIII. Actualmente ha sido convertida en una sala de conciertos por su excelente acústica.
En la plaza destaca la Fuente de los Leones, una de las de mayor simbolismo de la Habana Vieja. Está realizada de marmol blanco realizada por el escultor Giuseppe Gaginni en 1836.
Cerrando la plaza se encuentra la Terminal Sierra Maestra, desde donde parte actualmente barcos repletos de turistas.
El puerto de la Habana es uno de los más importantes del Caribe, con más tráfico marítimo. Durante nuestra estancia, estaba atracada un barco del ejército francés.
La Calle del Obispo es una calle peatonal que se encuentra repleta de galerías de arte, tiendas y bares musicales.
Dejándonos perder por esta maravilla del mundo, la Habana Vieja, llegaremos a una pequeña plaza repleta de vegetación donde nos encontramos con la estatua de Simón Bolívar.
La Plaza Vieja fue diseñada en 1559. Curiosamente al principio se denominó Plaza Nueva y se utilizaba para realizar ejercicios militares.
Aunque no todo es armonía dentro de la plaza. En ella destaca una escultura de una Venus subida encima de una gallina, que desentona bastante en el conjunto arquitectónico.
Actualmente se encuentra salpicada de restaurantes, bares, cafeterías y cervecerías. Además podemos asombrarnos de algunos de los patios interiores que encontraremos.
Uno de los restaurantes más destacados de toda la plaza es el restaurante el patio
Y que no falte algunos de los monumentos más bonitos de la Habana, sus mujeres. Algunas ataviadas con trajes típicos, con las que nos podremos hacer una foto, previa negociación del precio.
En algún bar podremos ver la fabricación del Ron Havana Club, como se produce a partir de la caña fermentada. Incluso podremos disfrutar del sabor del jugo de la caña sin fermentar.
Y no hay que acabar este pequeño reportaje de la Ciudad Vieja de la Habana sin hablar de sus coches antiguos y perfectamente conservados. Son coches de los años 30, 40 o 50, la mayor parte de ellos de origen americano
La mayoría son Cadillac, Chevrolet o Pontiac que entraron en la isla antes de 1959, aunque el 90% han sufrido modificaciones.
Ahora llama la atención que los tienen perfectamente conservados de carrocería.
 Y este es el primer capítulo de nuestro viaje a Cuba de junio de 2016.